En este 2 de noviembre, DÃa de los Difuntos, recordamos las sombrÃas y emocionantes palabras del sevillano Gustavo Adolfo DomÃnguez Bastida, más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), representante, junto a RosalÃa de Castro, del Posromanticismo español. Una tuberculosis se lo llevó a la temprana edad de 34 años, pero le dio tiempo a convertirse en referente de la poesÃa española y a influir a sucesivas generaciones que bebieron de su pasión honda, de la melancolÃa que empañaba sus versos, de su análisis de la inspiración poética y de esa tendencia al misterio que tanto nos subyuga ahora. ...
RIMA LXXIII (fragmento)
Cerraron sus ojos que aún tenÃa abiertos, taparon su cara con un blanco lienzo, y unos sollozando, otros en silencio, de la triste alcoba todos se salieron.
La luz que en un vaso ardÃa en el suelo, al muro arrojaba la sombra del lecho; y entre aquella sombra veÃase a intérvalos dibujarse rÃgida la forma del cuerpo.
Despertaba el dÃa, y, a su albor primero, con sus mil ruidos despertaba el pueblo. Ante aquel contraste de vida y misterio, de luz y tinieblas, yo pensé un momento:
¡Dios mÃo, qué solos se quedan los muertos!
(Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas)